Ciertamente
esta va a ser una Semana Santa muy atípica para todos, para los cristianos
quizás un poco más, no podremos vivir nuestra religiosidad popular en las
calles, ni compartir, con nuestros hermanos de comunidad, esos momentos de
preparación de la preciosa liturgia de este tiempo especial y único del año.
Dadas
las circunstancias que nos hacen vivir esta especial Semana Santa, quizás sea
este tiempo un momento de sequía espiritual, de desconcierto y tristeza por
todo lo que nos rodea; sin embargo, como nos aconsejaba un cura de los viejos,
en esos momentos: ... céntrate, recuerda y sitúate allí donde viviste las
mejores experiencias de tu fe. Y eso haremos…..
Recuerdo
entonces ese Domingo de Ramos, luminoso, con sol casi de verano, con muestras
mejores galas, los niños correteando alrededor y con la alegría de la procesión
de las palmas, cantando y aclamando al Jesús que entra en Jerusalén con su
borriquilla, y que con esa misma alegría quiero dejarle entrar en mi vida y mi
corazón…. ”Bendito el que viene en nombre
del Señor”.
La
cena del Señor, Jueves Santo, con el ofrecimiento de su Cuerpo y su Sangre,
institución de la
Eucaristía , como regalo que conmemoramos cada vez que nos
reunimos en su nombre. Y ese lavatorio de los pies que, como Jesús, el sacerdote
realiza, símbolo de vocación, servicio, humildad e igualdad con los hermanos……”si es que no hay mayor amor..”, y en
estos momentos me hace reflexionar sobre mi compromiso y disponibilidad para
con los más necesitados, y sólo me surge una súplica: dame Señor la luz para
ver tu camino y fortaleza para seguirlo….”
Lávame, Señor, pues quiero estar limpio con tu amor”.
Y
en esas mañanas del Viernes Santo, con las visitas a los diferentes monumentos
de nuestras parroquias y conventos, en compañía de la familia, siempre una
oración por aquellos que no han tenido la suerte de conocer ese amor
incondicional de Jesús por todos. Y ya en nuestros Templos: celebración de la
pasión y muerte del Señor; en esa adoración…”Mirad
el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. Venid a
adorarlo”. Contemplando ese símbolo de nuestra fe, símbolo del amor total,
sacrificio de fidelidad al amor de Dios por cada uno. Y en este día no puedo
nada más que estar profundamente agradecido por esa entrega, por esa salvación
que nos promete Jesús con su muerte; y también, como no …”Llorar igual que Pedro”, por mis debilidades y por tantas veces
que le defraudo, y… “Postrado ante la
Cruz”, pedir perdón y arrepentimiento por todo lo que le fallo.
Y
ya mi corazón se agranda y no cabe en sí, Sábado Santo, Sábado de Gloria,
Vigilia Pascual, día de la “Luz de
Cristo, luz de amigo”….Domingo de Resurrección. Celebrando el
acontecimiento que da sentido a mí, a nuestra fe….”Jesús ha resucitado”, es el
camino nuevo para los que creemos en Él, …para alcanzar la felicidad plena,
porque…. Él vive. Y en esos momentos
de felicidad compartida con los hermanos, felicitando la pascua a todos y cada
uno, abrazándonos, besándonos, cantando “Gloria
y alegría en el Señor”, y siempre, siempre, agradecimiento porque, a pesar
de mí, Él me ha elegido como su amigo.
Por
todo esto, recordado y vivido durante años, el propósito de vivir esta Semana
Santa de la forma más parecida a como nos ensaña Jesús, que vive y está cerca
con los que sufren por causa de esta grave situación, con los que acompañan,
cuidan y curan, cerca de todo necesitado.
Para
todos, “Feliz Pascua de Resurrección”
Mª Jesús Cadenas de Llano Aguilar
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