Hay en nuestra lengua castellana muchos
dichos y frases hechas que pese a su uso frecuente pocos hablantes conocen su
origen.
PANDORA
Óleo sobre lienzo de John William Waterhouse, 1896 |
Uno de ellos es el que hace referencia a la Caja de Pandora. Se suele
referir a aquella situación en la que alguien lleva a cabo una acción que
desencadena una serie de acontecimientos negativos. Se dice entonces que se ha
abierto la Caja
de Pandora. Por ejemplo si resulta que tenemos un cuñado podemita y otro
voxista y en la cena de Nochebuena tenemos la desafortunada idea y mal gusto de
hacer algún comentario sobre política habremos abierto la Caja de Pandora.
El origen de la expresión se encuentra,
como tantas otras, en la mitología griega. Lo primero que hace falta aclarar es
que en realidad no se trataba de una caja, sino de un ánfora o una vasija, pero
traducciones libres a lo largo de miles de años la han convertido en caja.
Prometeo y Epimeteo eran dos hermanos. Como
suele ocurrir no se parecían en nada, y menos en su inteligencia. Prometeo
significa literalmente “el previsor” o “el que ve con antelación”. Mientras que
Epimeteo significa todo lo contrario, “el que ve después de ocurrido”.
Prometeo era un dios o un titán según
versiones, a quien los griegos antiguos atribuían la creación del hombre. Los
dioses, en especial Zeus, no se lo tomaron muy bien, ya que vieron en el hombre
a una criatura que podía arrebatarles el poder sobre la Tierra. Además , los
hombres hacían mucho ruido y molestaban a los dioses mientras éstos retozaban
tranquilamente en el Olimpo. Por eso, Prometeo fue encadenado en una montaña
del Cáucaso y condenado a que un águila le picotease el hígado durante el día,
y por la noche le volviera a crecer para volver a ser picoteado al día
siguiente, lo que suponía una condena a un dolor insufrible. Parece ser que al
final fue perdonado, posiblemente porque Zeus pensó que a fin de cuentas la
creación del hombre no había sido tan mala idea.
Pero para evitar que el hombre se
convirtiese en una criatura poderosa que rivalizase con los dioses, Zeus creó a
la primera mujer, Pandora, y se la regaló a Epimeteo. Pandora portaba además un
ánfora, que en principio estaba cerrada.
Prometeo advirtió a su hermano de que no
debía aceptar regalos de los dioses y menos de Zeus, pero Epimeteo no se
resistió ante la hermosura de Pandora y aceptó el regalo. Pandora resultó ser
una criatura seductora pero frívola, mentirosa y caprichosa que tenía todos
aquellos defectos que tradicionalmente se han venido atribuyendo al sexo
femenino y que han causado desazón e infelicidad entre los hombres.
No sólo eso. Epimeteo tampoco pudo resistir
la curiosidad de abrir el ánfora que Pandora llevaba consigo. Resulta que el contenido
de aquel recipiente no era otro que los males que desde entonces impiden la
felicidad del ser humano: la vejez, la enfermedad, las calamidades, etc. Al
abrir el ánfora todos esos males salieron al exterior y desde entonces dominan
la vida de los humanos. Sólo quedó en el interior una sustancia, que resultó
ser un veneno, una droga peligrosa, que tomada en pequeñas proporciones tiene
virtudes medicinales: la esperanza, que quedó en poder de los hombres para
poder administrarla con prudencia a fin de hacer soportables los males que
habían quedado liberados.
Como podéis ver se trata de un mito muy
machista. Que todo esto quede entre nosotros. En los tiempos que corren hay
gente con poco sentido del humor que se lo toma todo a mal, y capaces son de
prohibir el dicho y de paso acabar con una famosa marca de bisutería.
Manuel del Rey Alamillo
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