sábado, 22 de diciembre de 2018

LA CAJA DE PANDORA

Hay en nuestra lengua castellana muchos dichos y frases hechas que pese a su uso frecuente pocos hablantes conocen su origen.

PANDORA
Óleo sobre lienzo de
John William Waterhouse, 1896
Uno de ellos es el que hace referencia a la Caja de Pandora. Se suele referir a aquella situación en la que alguien lleva a cabo una acción que desencadena una serie de acontecimientos negativos. Se dice entonces que se ha abierto la Caja de Pandora. Por ejemplo si resulta que tenemos un cuñado podemita y otro voxista y en la cena de Nochebuena tenemos la desafortunada idea y mal gusto de hacer algún comentario sobre política habremos abierto la Caja de Pandora.

El origen de la expresión se encuentra, como tantas otras, en la mitología griega. Lo primero que hace falta aclarar es que en realidad no se trataba de una caja, sino de un ánfora o una vasija, pero traducciones libres a lo largo de miles de años la han convertido en caja.

Prometeo y Epimeteo eran dos hermanos. Como suele ocurrir no se parecían en nada, y menos en su inteligencia. Prometeo significa literalmente “el previsor” o “el que ve con antelación”. Mientras que Epimeteo significa todo lo contrario, “el que ve después de ocurrido”.

Prometeo era un dios o un titán según versiones, a quien los griegos antiguos atribuían la creación del hombre. Los dioses, en especial Zeus, no se lo tomaron muy bien, ya que vieron en el hombre a una criatura que podía arrebatarles el poder sobre la Tierra. Además, los hombres hacían mucho ruido y molestaban a los dioses mientras éstos retozaban tranquilamente en el Olimpo. Por eso, Prometeo fue encadenado en una montaña del Cáucaso y condenado a que un águila le picotease el hígado durante el día, y por la noche le volviera a crecer para volver a ser picoteado al día siguiente, lo que suponía una condena a un dolor insufrible. Parece ser que al final fue perdonado, posiblemente porque Zeus pensó que a fin de cuentas la creación del hombre no había sido tan mala idea.

Pero para evitar que el hombre se convirtiese en una criatura poderosa que rivalizase con los dioses, Zeus creó a la primera mujer, Pandora, y se la regaló a Epimeteo. Pandora portaba además un ánfora, que en principio estaba cerrada.

Prometeo advirtió a su hermano de que no debía aceptar regalos de los dioses y menos de Zeus, pero Epimeteo no se resistió ante la hermosura de Pandora y aceptó el regalo. Pandora resultó ser una criatura seductora pero frívola, mentirosa y caprichosa que tenía todos aquellos defectos que tradicionalmente se han venido atribuyendo al sexo femenino y que han causado desazón e infelicidad entre los hombres.

No sólo eso. Epimeteo tampoco pudo resistir la curiosidad de abrir el ánfora que Pandora llevaba consigo. Resulta que el contenido de aquel recipiente no era otro que los males que desde entonces impiden la felicidad del ser humano: la vejez, la enfermedad, las calamidades, etc. Al abrir el ánfora todos esos males salieron al exterior y desde entonces dominan la vida de los humanos. Sólo quedó en el interior una sustancia, que resultó ser un veneno, una droga peligrosa, que tomada en pequeñas proporciones tiene virtudes medicinales: la esperanza, que quedó en poder de los hombres para poder administrarla con prudencia a fin de hacer soportables los males que habían quedado liberados.

Como podéis ver se trata de un mito muy machista. Que todo esto quede entre nosotros. En los tiempos que corren hay gente con poco sentido del humor que se lo toma todo a mal, y capaces son de prohibir el dicho y de paso acabar con una famosa marca de bisutería.

Manuel del Rey Alamillo

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