Próximos a celebrar la festividad de este gran
Santo, el 27 de Noviembre, coincidiendo además con el inicio del AÑO JUBILAR
CALASANCIO es interesante conocer la
figura y la labor del MAESTRO.
“Su amor apasionado por el Señor Jesús y su madre
María; su entrega incondicional a la
Misión de evangelizar educando; su compromiso por hacer
posibles las Escuelas Pías como espacio de comunión y de misión, y su profunda
confianza en el niño y en el joven, portadores de vida y plenitud.”
(Carta Circular del P. General de los Escolapios)
José
de Calasanz nace en Peralta de la
Sal (Huesca) en 1557, es el más pequeño de una familia de
ocho hermanos. Su padre, gobernador, deseaba que fuera militar, que tomara
matrimonio para perpetuar su apellido y se hiciera cargo de toda su gran
herencia; pero los religiosos que lo instruyeron en su niñez lo entusiasmaron
por la vida sacerdotal, y pidió que le dejaran hacer estudios eclesiásticos.
Como
tenía fama de gran santidad y de mucha sabiduría, el Señor Obispo le fue
concediendo puestos de mucha responsabilidad. Pero él sentía una voz en su
interior que le decía: “Váyase a Roma! ¡Váyase a Roma!” Y en sueños veía
multitudes de niños desamparados que le suplicaban se dedicara a educarlos.
Entonces,
renunciando a sus altos puestos, y repartiendo entre los pobres las riquezas
que había heredado de sus padres, se dirigió a la Ciudad Eterna en
1592.
Allí
encontró un protector en el Cardenal Marco Antonio Colonna, quien lo escogió
como teólogo e instructor para su
sobrino.
Entró
en la Cofradía
de la Doctrina
Cristiana que se dedicaba a enseñar catecismo a los niños.
Los maestros, que recibían poca paga, rehusaron la carga adicional sin
remuneración. José vio que era necesario fundar escuelas para que los niños
tuvieran educación e instrucción durante la semana. En ese tiempo los gobiernos
no tenían ni escuelas ni colegios, y la juventud crecía sin instrucción.
El
párroco de Santa Dorotea le ofreció dos habitaciones y le prometió ayuda en la
enseñanza. Cuando otros dos sacerdotes prometieron ayuda similar, José, en
noviembre de 1597, abrió la primera escuela pública gratuita en Europa. El Papa
Clemente VIII dio una contribución anual y muchos compartieron en esta gran
obra, en corto tiempo, José tenía mil niños bajo su cuidado.
En
1602 alquiló una casa y comenzó la vida comunitaria con sus asistentes. Allí
puso los fundamentos para su congregación religiosa. A sus institutos
educativos les puso por nombre “Escuelas Pías” y los padres que
acompañaban se llamaron Escolapios. En
1612 la escuela fue transferida al palacio de Torres junto a San Pantaleón
(aquí es donde vive el resto de sus años).
Recibió
el padre Calasanz como colaborador a un hombre ambicioso y lleno de envidia, el
cual se propuso hacerle la guerra y quitarle el cargo de Superior General. Por las calumnias de este hombre y de varios
más fue llevado a los tribunales y solamente la intervención de un cardenal
obtuvo que no entrase en la cárcel. El envidioso logró a base de calumnias que
a José le quitaran el cargo de Superior General, y después las acusaciones
mentirosas llegaron a tal punto que la Santa Sede determinó acabar con la congregación.
Al
final de sus días, vio como le cerraban sus escuelas tan queridas, en 1646. Dos
años después, el 25 de agosto de 1648, sin perder su esperanza, moría en Roma
animando a los escolapios que aún quedaba con él, a perseverar en la
reconstrucción de las escuelas, cosa que ocurría posteriormente.
Finalmente
Pio XII, en 1948 proclamó a San José de Calasanz “Celestial Patrono ante Dios
de todas las Escuelas Populares Cristianas del mundo”.
Para
Calasanz, la figura del educador es elemento fundamental en la consecución de
los objetivos pedagógicos y sociales de su obra.
En
diversos escritos fundacionales, hace un planteamiento teórico claro de lo que
pretende con su obra: educar a los niños en la fe cristiana y en las letras
humanas, de ahí el lema Piedad y Letras de toda la familia escolapia.
Hoy
en día la gran familia escolapia sigue caracterizándose por la gran calidad
educativa, humana y espiritual que se
imparte en sus escuelas repartidas por todo el mundo, siendo modelo a seguir
para cualquier maestro.
No
imaginaba su padre, con el interés que tenía en la continuidad de su apellido,
que grande iba a ser el nombre de José de Calasanz.
Rosario Cañete Blanco
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