“Córdoba por la
orilla, en la corriente,/en el recuerdo vivo de este ahora,/paloma que acompaña
mi deshora,/sueño de ayer viviéndome el presente./Por qué espacio del río, por
qué puente/ navega este soñar, el que me dora/ con el mismo fanal de aquella
aurora,/Córdoba arroyo claro, clara fuente./Por imposibles tardes, por mañanas/
de almendros floreciendo en alba pura/ vuelve el ayer y vuelve aquel camino./Tu
luz imploro en esta noche oscura, /como implora la lluvia el campesino./ Córdoba
entre delirios de campanas.”
Estos versos se contienen en un hermoso libro que
lleva por bello y expresivo título “Campo de la Verdad ”, nombre del popular
barrio cordobés que asoma a la ribera de la orilla izquierda del Guadalquivir.
La ciudad, en los recuerdos y sueños de ayer de la autora, permanece viva, pero
la realidad presente la sitúa fuera de lugar y hace que invoque a la Córdoba eterna, “arroyo
claro, clara fuente” y que implore su luz en esta noche oscura.
La autora dedicó un ejemplar de la obra a este modesto
articulista, “desde la poesía, desde la amistad”, gran e inmerecido honor que
me permito hoy compartir con aquellos que nos leen.
Esta escritora, más
conocida como Concha Lagos, es Doña María Concepción Gutiérrez de los Ríos y
Muñoz Torrero. La que fuera Hija Predilecta y Medalla de Oro de Andalucía en
2002, dejaba de existir el 6 de septiembre de 2007 a los cien años de edad
en una residencia de ancianos de Madrid.
El acto del sepelio fue íntimo y sencillo y contó con una representación
institucional del Ayuntamiento de Córdoba. La Junta de Andalucía envió una corona de flores. La Diputación de Córdoba y
la Real Academia ,
instituciones a las que donó parte de patrimonio, siendo además miembro de la
última, estuvieron ausentes.
Concha Lagos nació
el 23 de enero de 1907 en Córdoba, en la calle Uceda, y aunque afincada en
Madrid mantuvo siempre viva la conexión e identidad con sus raíces. En su casa
de Madrid concurrían escritores y artistas en las reuniones de “Ágora”:
Aleixandre, Gerardo Diego, Ortega, Valle Inclán, Anselmo Miguel Nieto. Dirigió
la colección de libros de poesía y la
revista literaria “Ágora”.
Leyendo los poemas de Concha Lagos descubrimos la
añoranza del Sur, los recuerdos de la infancia, la búsqueda de la verdad y del
amor:
“Córdoba estaba allí, blanca, callada, / en el ayer
estaba, en mi presente,/ en amoroso cerco del ausente./ Por la sierra y el río
amurallada.
Tendida en la llanura, reflejada/ en agua peregrina,
en la corriente/ con su historial glorioso por la frente./ De azahares y luceros coronada.
Toda encendida luz: huertos, jardines, / rejas para
el amor o para el sueño, / entre un intenso aroma de jazmines.”
Desde estas líneas queremos ensalzar su figura y
recordarla frente al silencio institucional de la ciudad que la vio nacer y
constituyó la principal fuente de su inspiración. Sin duda ella, sin
proponérselo, ha contribuido desde la sencillez, sin engañar a nadie, a engrandecer
la Córdoba
que aspiró a ser Capital Cultural, siendo, como reza en la presentación del
poemario Campo de la Verdad
“la niña soñadora del patio del jazmín y los azahares”.
Córdoba, 1 de marzo de 2015
Francisco de Paula Oteros Fernández
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