sábado, 14 de marzo de 2015

MURALLAS Y PUERTAS DE CÓRDOBA III (ÉPOCA BAJOMEDIEVAL, PUERTAS DE LA VILLA)

Córdoba, como en todas las ciudades medievales fortificadas, se comunicaba con el exterior a través de las puertas existentes en la muralla , en las que se iniciaban los caminos que conducían a principales núcleo urbanos más próximos.
En este tercer apartado y debido al número de puertas y postigos existentes en la época bajomedieval, nos referiremos sólo a las puertas y postigos de la Villa que figuran en el Plano de los Franceses de 1811, exactamente las mismas que existían en tiempos de la conquista de Córdoba por Fernando III año 1236.
Las puertas, que estaban guardadas por los jurados al igual que las torres, se cerraban de noche quedando la ciudad incomunicada con el exterior. Según Orti Belmonte, la mayoría de las puertas se abrían al amanecer y se cerraban con el toque del Ave María, mientras que las del Puente, Gallegos, Rincón y Plasencia, se cerraban a la una de la madrugada y se abrían a las nueve en invierno y a las ocho en verano.
Si bien, en los anteriores escritos sobre las murallas, se ha mencionado algunas de las distintas puertas de élla, ahora, se trata de hacer una breve descripción de cada una de éllas y de los postigos. Partimos de la situada en el puente romano siguiendo por la muralla en el sentido de las agujas del reloj.
Plano de los Franceses
  
Puerta del Puente:
Situada en el lienzo meridional de la muralla de la villa, existió desde época romana, siendo conocida en el momento de la conquista, según el plano de Ocaña Jiménez, como puerta del Puente o Algeciras. En los siglos bajomedievales pertenece a la collación de Santa María y es denominada con el topónimo de Puerta del Puente, por su situación a la entrada del puente romano. Fue la puerta más importante de la ciudad en este período históríco, ya que era el paso obligado para todo el tráfico de viajeros y mercancías con el sur a través del puente. Tuvo por tanto, un gran movimiento en sus alrededores, pues cerca a ella estaba la aduana y más tarde el peso del trigo y de la harina.
No se ha conservado descripción alguna de esta puerta en la época bajomedieval, siendo construida en la segunda mitad del siglo XVI en estilo herreriano que es como ha llegado hasta nosotros, pues una vez resuelto el problema del tráfico en esta zona al margen de la puerta, ha quedado como testimonio artístico-arqueológico.
Puerta del Puente

Puerta de los Sacos:
Situada en la esquina meridional de la huerta del Alcázar, entre dos torres cuadradas unidas por un arco, se encontraba en el siglo XVII en mal estado de conservación, por lo que la puerta, según nos informa Vaca de Alfaro, recogiendo a su vez lo que dice P. Martín de Roa en su “Principado” , llevaba ya bastantes años cerrada. Ha cambiado de sitio varias veces en el transcurso de los siglos modernos al restaurarse el ángulo donde se encontraba primitivamente y la muralla de la huerta del alcázar. Por ubicarse un molino cerca de esta zona de la muralla, era la puerta por la que se entraba la harina molida al alcázar, de donde tomó este topónimo en la Baja Edad Media, a partir de la construcción en la segunda mitad del siglo XIV de este lienzo de muralla, que cercaba la huerta del alcázar.

Puerta de los Sacos

Puerta de Sevilla:
Ubicada en el saliente suroccidental de la muralla de la Villa que fue construido para cercar el Alcázar de los Reyes Cristianos, la huerta del Alcázar y el Alcázar Viejo. Fue edificada, al igual que esta parte de la muralla en la segunda mitad del siglo XIV, estando situada algo más al oeste de una puerta musulmana perteneciente al recinto fortificado del alcázar, en el cerramiento de la Almedina, denominada en el plano de Ocaña Jiménez Puerta de Sevilla o de los Drogueros.
La puerta de Sevilla cristiana, denominada así desde su construcción, por el lugar desde donde se iniciaba el camino que conducía a dicho población, ha sido un problema arqueológico. Para el licenciado Pedro Díaz de Rivas en su libro Antigüedades de Córdoba era una torre albarrana desviada de la muralla, de un gran porte y altura y de planta cuadrada. Sin embargo, esta torre no es sino la torre albarrana que defendía la puerta de Sevilla, que era la entrada al Alcázar Viejo, perteneciente a la collación de San Bartolomé y que al romperse la muralla frente al cementerio de la Salud, hizo desaparecer la puerta, como se puede observar en el Plano de los Franceses, si bien este lugar ha conservado hasta hoy dicho topónimo.

Puerta de Sevilla

Puerta de Almodóvar:
Situada en el lienzo occidental de la muralla de la villa, coincide con otra existente en época romana y califal, denominada en el plano de Ocaña puerta del Nogal o de Badajoz. Conocida con el nombre de Puerta de Almodóvar desde los años siguientes a la conquista de la ciudad en 1236, debido a que éste era el lugar donde se iniciaba el camino que conducía a dicha población, perteneciente al término de Córdoba, ha mantenido dicho topónímo hasta nuestros días.
Junto a esta puerta que servía de divisoria entre las collaciones de Santa María y de Omnium Sanctorum, se extendía la Alhadra y el  fonsario de los judios. Estaba constituida por un arco de herradura apuntado y flanqueado por dos torres almenadas, que la encuadran, estando la parte alta del muro renovada en época cristiana. Fue restaurada  a principios del siglo XIX con una portadita interior, que vino a darle una mezcla de antiguo y moderno que le ha hecho perder casi por completo su merito. Tuvo al igual que la puerta de Servilla, una torre albarrana, que fue destruida en el siglo XIX. Sin embargo, la puerta si pudo escapar de la destrucción de los años contemporáneos, llegando hasta nosotros de la forma antes dicha.

Puerta de Almodóvar

Puerta de Gallegos:
Ubicada igualmente en el lienzo occidental de la muralla de la Villa, coincide también con otra existente en época romana y califal, llamada en la última etapa musulmana, según el plano de Ocaña Jiménez, puerta dee Amir al Qurishi. El topónimo de Gallegos aparece desde los primeros años de la conquista, sin que su motivo aparezca muy claro. Fue construida por los árabes “con sillares de piedra franca almohadillados y dos colosales columnas a los lados, dándole una forma muy gallarda; los capiteles de éstas eran romanos, lo cual hace sospechar fueron restos de otra portada anterior; después de la conquista le hicieron nueva la parte superior, colocándole en el centro las armas de Castilla y a los lados, en los frentes de unas acroteras que tenían la decoración, le pusieron los escudos de Córdoba, existiendo cerca de ella, como dijimos anteriormente, una torre albarrana unida a la muralla por un arco que se asemejaba algo a la de la Malmuerta. Esta era la torre octogonal de tapiería de cal, arena y ripio de la que nos habla Orti Belmonte recogiendo la descripción que hace del lienzo occidental de la muralla Pedro Díaz de Rivas en sus Antigüedades de Córdoba.
Junto a esta puerta que pertenecía a la collación de San Nicolás de la Villa, era donde sacaban el barro, extendiéndose delante de ella una serie de huertas y viñas. Su aspecto externo fue modificado como consecuencia del terremoto ocurrido a mitad el siglo XVIII siendo totalmente destruida en la segunda mitad del siglo siguiente al igual que la torre defensiva por lo que no ha llegado hasta nosotros, si bien su topónimo se ha mantenido popularmente.  
Puerta Gallegos
Puerta de Osario:
Situada en el lienzo septentrional de la muralla de la villa, era una antigua puerta romana y califal, denominada por Ocaña Jiménez para la última etapa musulmana con el nombre de puerta de León, de los Judíos o de la Recta Dirección. El topónimo Fonsario u Osario, con que se conoce en la Baja Edad Media, proviene de la existencia en sus proximidades de un cementerio. Se encontraba “abierta entre dos hermosas torres, hechas o reedificadas después de la conquista y aún tuvo a la derecha saliendo, otra muy hermosa y que debió tener comunicación por unos arcos en la antigua muralla. Esta puerta, que da salida al Campo de la Merced, tenía a su izquierda una torre albarrana, que fue demolida al igual que la puerta y esta parte de la muralla a finales del siglo XIX y principios del XX, llegando, sin embargo, su topónimo hasta nosotros.  

Puerta Osario

Puerta del Rincón:
Esta puerta pertenece a la muralla de la Ajerquía y será descrita en su momento.

Portillo del Bailío:
Situado en el muro oriental de la Villa, que separa ésta de la Ajerquía, se abrió después del amurallamiento de la Al-Sharqyya para comunicar ambas partes de la ciudad y no tenía denominación conocida, según Ocaña Jiménez, en el momento de la conquista. Posteriormente tampoco hemos encontrado topónimo alguno de este portillo perteneciente a la collación de San Miguel, si bien a finales del siglo XIV al dar los límites de dos casas tiendas situada a la izquierda de la Puerta de Hierro, se menciona una calle que iba hacia el portillo de Ferrant Yñeguez, lo cual nos induce a pensar que este portillo en donde hubo un arco hasta principios del siglo XVIII, es conocido a lo largo de los siglos bajomedievales por el nombre de alguna persona de relevancia que viviera cerca de él. Más tarde cambió de nombre por el de Bailío” por un Fernández de Córdoba que alcanzó esta dignidad y moraba en la casa de la calle de los Dolores chicos conocido con igual título, conservándose dicho topónimo para este lugar hasta la actualidad.

Puerta de Hierro o de San Salvador:
Ubicada en la muralla oriental de la villa que separa ésta de la ajerquía, era conocida en la última etapa musulmana según el plano de Ocaña Jiménez, con el nombre de puerta de Abd al-Chabbar, de Toledo o de Roma. Pertenecía a la collación de San Salvador y es conocida en los siglos bajomedievales con el topónimo de Puerta del Hierro “bien por ser una verja o por estar forrada de aquel metal” Sería una de las dos puertas existentes entre la Villa y la Ajerquía , que Alfonso XI en contestación a una de las peticiones formuladas por el concejo de Córdoba de cierre de las mismas manda: “que ninguna non aya estas entradas ni fagan en ellas casas por ninguna mis cartas que muestren nuestras que estén segund estauan ante que las cerrasen”. El topónimo primitivo se cambió posteriormente a finales del siglo XIV por el de San Salvador, debido a la plaza de dicho nombre, perteneciente a la collación de San Andrés, existente a su entrada, frente al convento de San Pablo, si bien los dos topónimos siguieron usándose indistintamente durante el siglo XV.
Esta puerta que tendría una gran importancia económica por la existencia en sus alrededores de la carnicería, de tiendas y mesones desapareció a principios del siglo XIX, no siendo ya recogida en el Plano de los Franceses, si bien el topónimo de San Salvador se ha conservado hasta la actualidad para la plaza aún existente.

Cuesta de Luján:
Es otra de las comunicaciones abierta en el siglo XVI,  existentes entre la Villa y la Ajerquía. Aunque no ha sido incluida en la descripción del trazado en las murallas en la Baja Edad Media por no estar abierta en estos siglos, se menciona para dar constancia de su existencia a partir del siglo XVI en la actual calle Diario de Córdoba. La abre en 1531 el corregidor D. Hernando Pérez de Luján, de quién le ha quedado el nombre dado por la posteridad toda vez que él sólo la nombró por la Calle Nueva de los Franceses a causa de haberse establecido en aquel punto algunos extranjeros dedicados a trabajar el cobre.

Portillo de Corvache o de San Francisco:
Coincidiendo con uno de los postigos abiertos, según Ocaña Jiménez, después del amurallamiento de la Al-Sharqiyya por los árabes, se encontraba en la muralla oriental de la Villa un portillo que comunicaba ésta con la Ajerquía. Situado frente al monasterio de San Francisco relacionaba la collación de Santa María con la calle de la Feria (collación de San Nicolás de la Ajerquía). En época cristiana recibe el nombre de postigo que sale a los Descalzos y portillo de Corvache para finales del Siglo XIII, debido al apellido de algún vecino que habitara en una de las casas próximas a él. También se conocerá como Portillo simplemente o, bien ya en el siglo XV, como Portillo de San Francisco por la proximidad a este monasterio. El Portillo, cuyo arco de dimensiones muy pequeñas aún se conserva, daba nombre a la calle que desde la collación de San María, pasando bajo él, se prolongaba hasta la calle de la Feria. Este topónimo será recogido en el Plano de los Franceses y llegará hasta la actualidad si bien en el siglo XVIII este lugar era conocido como Portillo de los Mercaderes.

Puerta de la Pescadería:
Era una de las puertas que situada en la muralla oriental de la Villa, comunicaba ésta con la Ajerquía. Existia desde época musulmana, siendo conocida, según Plano de Ocaña Jiménez con el nombre de puerta Nueva, de Hierro o de Zaragoza. Ubicada cerca del río era uno de los lugares de Córdoba, juntamente con la Puerta de Hierro, donde obligatoriamente debían hacerse los pregones y fijar los emplazamientos en sus puertas. A través de esta puerta se comunicaba la calle principal de la collación de Santa María (actual Cardenal González) con la calle Mayor o del Potro (actual Lucano Coronel Cascajo) iniciándose en ella la llamada carrera del puente.
La puerta de la Pescadería, cuyo arco fue derribado en el siglo XVIII daba nombre a la plaza que se extendía delante suya, en donde se encontraba una picota y la calle que, naciendo en la propia puerta y siendo prolongación de la del Potro, como se ha dicho, se adentraba en la mencionada collación. 

Puerta del Sol:
Este topónimo daba nombre desde finales del siglo XIV a una puerta situada al sur de la muralla de la villa, pero en linde con la Ajerquía, que existiría ya en el momento de la conquista, aunque con distinta orientación a la dada por Ocaña Jiménez. No se recoge en el Plano de los Franceses, ni ha llegado hasta nosotros. Esta puerta cuyo nombre era debido a su orientación hacia Levante, serviría de unión entre las collaciones de San Nicolás de la Ajerquía y Santa María, por la zona del adarve del río, pero desaparecerá con el tiempo al unirse toda la zona de la Ribera. Daba nombre a una calle que, arrancando de ella, se extendía, junto a la muralla de la Villa, hasta la Puerta de la Pescadería (actual Cruz de Rastro) .

                José Luis Arjona Lara



Bibliografía: “Recinto amurallado de la Córdoba bajomedieval” de D. José Manuel Escobar Camacho; Puerta Osario Blog.

Glosario:

Collación:                   Distribución administrativa de Córdoba realizada por Fernando III (barrios) fueron 14 y cada una era coincidente con una    Parroquia.

Torre Albarrana:       Una torre albarrana es una torre que forma parte de un recinto fortificado con el que está comunicado, aunque generalmente exenta de la muralla1 y conectada a ésta mediante un pequeño arco o puente, que pudiera ser destruido fácilmente en caso de que la torre cayese en manos del enemigo. Puede ir también adosada como gran baluarte pero en este caso es de mayor tamaño que los demás.

Alhadra:                     Quiere decir “la verde” y se refiere a la zona verde a partir de la Puerta de Almodovar

Fonsario de Judíos: Cementerio Judío

Piedra Franca:          Así se denominó a esta piedra de Caen, así como a todas las piedras sedimentarias extraídas de otras canteras. procedentes de canteras .

Acroteras:                 En la arquitectura griega y romana clásicas, las acroteras son zócalos (pedestales) que sostienen los adornos, dispuestos en el vértice o sobre las extremidades de un frontón

Ripio:                         Se denomina ripio o enripiado, en una construcción, a las separaciones entre las distintas hiladas de mampuesto con argamasa, ejecutadas con pequeñas piedras o casquijos,[3] dando aspecto de cajones. Era un sistema constructivo usual en la época nazarí en el sur de España.
Bailío:                        En un principio, el bailío o baile era un agente de la administración real o señorial en un territorio determinado. El de categoría superior era "gran bailío de espada", que administraba justicia en nombre del rey o de un señor. Durante el Antiguo Régimen francés, era el representante de la autoridad del rey o del príncipe, encargado de hacer aplicar la justicia y controlar la administración en su nombre.
Picota:                       Las picotas son columnas de piedra más o menos ornamentadas, sobre las que se exponía a los reos y las cabezas o cuerpos de los ajusticiados por la autoridad civil

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