martes, 15 de julio de 2014

EL VERANO DE NUESTROS HIJOS

Las vacaciones escolares son vistas de distinta manera según la perspectiva de niños/as y adultos. Para los/as pequeños son el momento de descansar, levantarse tarde y cerrar la mochila; las esperan deseosos de desconectar, viajar, ver muchas horas de tele y disfrutar de juegos y videoconsolas sin fin. Para las familias no son tan fantásticas –sobre todo cuando no coinciden con su descanso laboral-, teniendo que recurrir a abuelos/as, tatas y opciones de entretenimiento.  Hay que intentar que duerman las horas necesarias (aunque los horarios y las pautas familiares se hacen más flexibles), deben dedicar un ratito a la lectura y a repasar los aprendizajes del curso.
Con respecto a las actividades que se desarrollan fuera de casa, muchos de nuestros/as niños/as participan en ellas porque suponen un entretenimiento para ellos/as y un verdadero descanso para progenitores y abuelos/as: los célebres campamentos. Pero no todos son campamentos dentro de las muchas y variadas opciones. Los términos a veces se confunden, pero todas las actividades tienen en común el entretenimiento de los chavales y la participación en actividades enriquecedoras (aprendizaje de idiomas, práctica de deportes, recuperación de materias/afianzamiento de aprendizajes, formación misionera, etc):

Escuelas de verano.

También conocidas como “colonias urbanas”.
Multitud de colegios y centros de enseñanza lanzan su oferta cada verano, con actividades que permiten a las familias mantener su ritmo laboral sin problemas, incluso con servicios como transporte y comedor.  En las escuelas se pueden afianzar aprendizajes, realizar las tareas, aprender idiomas y/o practicar deportes. El ambiente es más distendido que con la rutina escolar, pero la distribución del tiempo es similar.

En Córdoba, tenemos una amplia oferta no sólo en colegios, donde la gestión de estas actividades suele ser ajena al centro, pero monitores de aula matinal o comedor suelen hacerse cargo de éstas. Estamos también acostumbrados a que sean organizadas en academias de idiomas, clubs y granjas escuelas. Y cada vez se están animando a lanzar actividades de este tipo otros establecimientos, dando el toque “temático” como centros deportivos (Go Fit) y escuelas de cocina (Escuela de Hostelería).
Para los más peques es recomendable participar en estas actividades, que mantienen su ritmo, les permite estar por las tardes/noches en casa y coinciden con sus amigos del colegio o barrio

Colonias.

Cuando el niño sale de casa con el saco de dormir decimos que se va de campamento, pero es más correcto diferenciar dónde se pasan las horas de descanso nocturno. Si el alojamiento es en un hotel, colegio, albergue o lugar bajo techo, entonces es más correcto hablar de “colonias” en vez de “campamentos”.
Son una opción estupenda a partir de los seis o siete años, ya que se dispone de instalaciones acondicionadas: duermen en camas/literas, disponen de baños y salas para realizar actividades.
Son muy populares este tipo de salidas de entre una y dos semanas, suponiendo una maravillosa experiencia para los chavales y un descanso para las familias. Además de las actividades propuestas por los monitores, aprenden a responsabilizarse de sus cosas, ayudan en cocina, recogida, limpieza…
Podríamos hablar de la oferta que hay disponible, pero nos vamos a centrar en la que tiene lugar estos días y permite a nuestros chavales un enriquecimiento con sabor misionero. Así que hay que destacar en este apartado el Campamento Aguiluchos (que en verdad no es un campamento).

El Campamento Aguiluchos es organizado por los Misioneros Combonianos para chicos entre siete y catorce años. Cada verano se celebra en un lugar, con una temática diferente (piratas y superhéroes han sido las de los dos veranos anteriores). Este año se está celebrando en Almuñécar y muchos de nuestros hijos están allí: Pilar, Fátima, Marta, Gema, María, Juan, Laura, Blanca y Andrea (espero no haberme dejado a nadie). Y cuando se hacen más mayores, a partir de los quince años y hasta los dieciocho, pueden asisitir al Campo de trabajo NkemboK.

Campamentos.

Sabiendo ya lo que son las colonias, podemos deducir que en este tipo de salidas se llaman “campamentos” cuando los chavales no duermen entre cuatro paredes. Y es así cuando las actividades se realizan en contacto con la naturaleza y el alojamiento es en tiendas de campaña. Nos vienen a la cabeza rápidamente los grupos Scout, de los que nos podrían contar mucho Isaías, Gema y Rubén.
Pero no sólo hay campamentos relacionados con actividades de cooperación, orientación y supervivencia. Podemos encontrar también campamentos con sello misionero, como los Encuentros Misioneros de Silos, que están organizados por Cristianos Sin Fronteras. Tienen el hándicap de la distancia (se celebran en esta localidad burgalesa), pero su organización es estupenda y hay un grupo encabezado por la familia Natera-Fijo que se desplaza cada verano desde Córdoba. Existe la opción de participación infantil/juvenil, pero también organizan encuentros para familias cristianas.
Otra opción cuando van creciendo son los Encuentros en Taizé, que les permite en un pequeño pueblo francés un contacto con gente de distintas nacionalidades y un enriquecimiento con otras comunidades cristianas.

Estancias en el extranjero.

Recuerdo cuando mi hermano estuvo con una familia en Irlanda, viajó hasta allí para perfeccionar el inglés con clases y conviviendo con lugareños. Esa opción cada vez es más popular, ya sea alojándose en residencias (donde procuran el menor contacto entre gente de la misma lengua de origen) o con familias. Suelen estar organizadas desde aquí por academias de inglés y/o centros de enseñanza, que agrupan a chavales con algún monitor acompañante. Y es que un buen nivel de idiomas es ya un requisito no sólo para acceder a puestos de trabajo, sino para completar la formación académica (no se puede titular en la Universidad sin haber conseguido un nivel acreditado de B1 en un idioma extranjero).
Este verano repite la experiencia Marcial y se ha sumado su hermana María (que va por primera vez), así que podremos preguntarles a la vuelta cómo les ha ido en el contacto directo con otra lengua y otra cultura.

Y seguimos subiendo en edad. Y llegamos a las auténticas experiencias misioneras que muchos de nosotros hemos vivido y disfrutado. Este año es Sete la que se desplaza a zona de misión (Picota, Perú) para ser protagonista de la suya. Le deseamos mucha suerte y esperamos sus noticias.
Y para cerrar, y ya para adultos, os dejo una reseña de un texto que he encontrado en Internet sobre el motivo de las vacaciones:

¡Feliz verano a todos!

Ruth López 

Enlaces de interés
Encuentros Misioneros Silos: http://www.csf.es/

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