Y es que en verano los días son eternos a la vez que breves, pasan de estar aburridos y haciéndose rabiar unos a otros a no querer irse a la cama porque el juego que se han inventado esa noche aún no ha llegado a su fin.
En los días de playa han disfrutado del mar como nunca, ya están más mayores, han cogido olas con las tablas y se han sacado unos eurillos vendiendo las pulseras y collares que han hecho durante las interminables y calurosas horas de siesta. Entre la playa y el Campito han transcurrido unos meses para ellos inolvidables, y por los que no dejo de dar gracias a Dios puesto que es un inmenso regalo verlos crecer juntos y felices. No podemos ser más afortunados.
El verano está muy avanzado, esta
semana hemos renovado los zapatos del cole, revisado si hay que hacer compra de
uniformes nuevos y completado la lista de material
escolar. En las cenas de estos últimos días no paran de salir referencias de amigos del cole, el nuevo tutor de uno y las ganas de ver a todo el mundo en los recreos. Y es que no hay nada mejor que los amigos de clase y los corrillos en los descansos intercambiando estampas de Pokémon.
Ante todo regresarán con ganas de comenzar, de estrenar libros, de contar a sus compañeros las aventuras vividas y la nueva lista de chistes que han aprendido y que no paran de repetir todos los días a todas horas.
Nosotros, sus padres, hemos vuelto al trabajo y si no fuera por los abuelos, los tíos y los primos mayores no sabríamos dónde meter a este trío. Y es que también es tiempo de que compartan con ellos, un tiempo tan rico que no hay oro que lo compre.
La familia, fuente de amor y sabiduría, les da seguridad para enfrentarse a lo nuevo a lo exterior, e interiorizan que tanto en los momentos buenos como en los de dolor y enfermedad, nunca estarán solos.
Volver a empezar, como dice el pequeño: ¡Mamá, estoy deseando volver al cole!, le quiero contar a la seño que este verano he conseguido dos cosas super importantes, nadar sin manguitos y ser monaguillo como mis hermanos en San Nicolás.
¡Bendita Infancia!, ¡Demos
gracias a Dios!.
Esperanza Ortiz Lora
Desde pequeño el tiempo estival ha sido mi periodo favorito del año .
ResponderEliminarRepasando veranos lejanos, veo muchas de las situaciones descritas para los más peques y repasando veranos más actuales veo lo importante que es pararse a vivir y ver estos días de convivencia.
Gracias Espe
Enhorabuena hermana , orgullosa de haber compartido grandes momentos del verano! Un besazo
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