jueves, 10 de diciembre de 2015

EL MEJOR REGALO

Llegan fechas bonitas, de encuentros y reencuentros, fechas de recuerdos y felicidad; sobre todo recuerdos de la infancia.

Hoy mismo, delante de la Virgen Inmaculada de la Parroquia de mi barrio, mis hijos de nuevo me han recolocado, situado y por unos instantes he vuelto a sentirme niña, sin miedo, fresca, apasionada!... pues el más puro sentimiento nace de lo más sencillo, del amor de una madre, de la fragilidad  de un niño y de la seguridad de un padre. Delante de la imagen María dice mi hijo: “mamá, esa virgen es la que a mí me gusta, sencilla, sin oros, si parece una niña, es la más bonita que he visto nunca”. 

Y es que María nos trae el mejor regalo! Su SÍ!

¿Qué queremos que nuestros hijos/as tengan? ¡Si ya tienen lo más preciado! Unos padres, su tiempo y dedicación, su esfuerzo, su cariño, su estar siempre. Los más pequeños no desean otra cosa, somos los adultos los que ingeniamos actividades, salidas, regalos... enmascarando y creando necesidades y esclavitudes que a veces son barreras y obstáculos para llegar a ellos.

María nos enseña a servir, pero a servir de verdad, sin impaciencias, sin esperar nada a cambio, sin mirar el reloj, a servir con mayúscula, confiada y entregada. Digamos al Señor ¡Hágase! Dejemos que Él nos modele, nos haga, pero dejemos espacio y tiempo para ello! A eso nos enseña María, a darle tiempo a Dios. Cuando mi hijo se ha quedado a rezar al final de la misa, delante de la virgen, mientras todas las personas salían con prisas por la puerta, a penas el sacerdote se había marchado, he pensado: si es que no le damos tiempo al Señor para que haga el milagro en nosotros! ¿Qué vamos a regalar a nuestros hijos e hijas si no dedicamos a nuestro Padre ni una hora al día, para que nos hable, nos diga qué y cómo, y a nosotros mismos para rectificar?

Démonos tiempo para reflexionar, para el silencio, para la duda, para la espera, así regalaremos  a nuestros pequeños un tiempo de calidad;  con serenidad les enseñaremos a pensar, a mirar, a caminar…..pero sólo si dejamos TIEMPO AL SEÑOR podremos REGALARLO después.

Blanca Ortiz Lora

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