Mira al Señor que viene… (Is. 30, 19). Juan sabe que Dios prepara algo muy grande, de lo cual él debe ser instrumento, y se coloca en la dirección que le señala el Espíritu. Nosotros sabemos mucho más acerca de lo que Dios tenía preparado para la humanidad, conocemos a Cristo y a su Iglesia, sabemos que el mundo necesita a Cristo, sabemos que la felicidad y la salvación de los hombres dependen de Él.
Nosotros somos testigos y precursores, hemos de dar testimonio, y, al mismo tiempo, señalar a otros el camino. Grande es nuestra responsabilidad, porque ser testigos de Cristo supone que nuestra conducta recuerde a Jesús, de manera que al vernos puedan decir: éste es cristiano, porque no odia, porque sabe comprender, porque no es fanático, porque está por encima de los instintos, porque es sacrificado, porque manifiesta sentimientos de paz, porque ama.
Quizá el mundo ahora, en muchos casos, no espera nada, o espera en otra dirección, de donde no vendrá nadie. Quizás muchos están volcados en los bienes materiales, como si fueran su fin último, sin saber que con ellos no llenarán su corazón; otros pondrán todos sus esfuerzos en el ser, en el reconocimiento, y tampoco lograrán la felicidad.
Nuestra gran alegría será testimoniar con nuestra vida que hemos sido ganados por Cristo, que sólo Él satisface todas nuestras expectativas, todos nuestros anhelos y deseos de felicidad, y todo sin perder de vista que es la gracia de Dios y no nuestros esfuerzos, la que mueve los corazones.
Este Adviento que hemos comenzado, es una nueva oportunidad que nos concede el Señor para acercarnos más a ÉL, para crecer en Santidad, de manera que el amor de Dios sobreabundante en nosotros pueda contagiar a todos los que pasan por nuestro lado.
Qué regalo más grande! poder ser Luz para aquellos que están en tinieblas; miremos la verdadera LUZ para alumbrar verdaderos caminos!! Sólo así podremos ser NAVIDAD!
ResponderEliminarUn beso para toda nuestra Asociación en este maravilloso tiempo de Adviento.
Gracias amigo/a por estas palabras
Blanca