lunes, 1 de septiembre de 2014

NOMBRES PROPIOS DE LA CÓRDOBA ROMANA

Desde el Ayuntamiento, teniendo a nuestra derecha el Templo romano, subimos hacia la Plaza de las Tendillas por una calle que en general es conocida como la calle Nueva, pero en realidad es la calle que la ciudad de Córdoba dedica a su fundador, Marco Claudio Marcelo.
Claudio Marcelo fue nieto del gran Claudio Marcelo, el conquistador de Siracusa, a pesar de los inventos de Arquímedes, vencedor de los galos insubres, ganador de los spolia opima, concedidos al que derrotaba y mataba en combate singular al jefe de los enemigos.
El fundador de Córdoba hizo honor a su abuelo, ya que desempeñó el consulado, máximo honor de la carrera política romana, en tres ocasiones. Estuvo en Hispania en campaña y se piensa que fue en el 152 a. C. cuando llevó a cabo la fundación como podemos saber por los autores antiguos:
El geógrafo griego Estrabón nos cuenta: “Las ciudades que más auge han adquirido son Corduba, fundación de Marcelo…, por la fertilidad y amplitud de su campiña, a lo que contribuye en gran medida el río Betis; desde un principio la habitaron gentes escogidas de los romanos y los indígenas, y además fue esta la primera colonia que enviaron a estos lugares los romanos” (III, 2, 1)
El historiador Polibio relata: “Los celtíberos, tras pactar una tregua con Marco Claudio, el general romano, enviaron embajadas a Roma y se mantuvieron en paz, aguardando la respuesta del senado. Marco Claudio, en cambio, salió en campaña contra los lusitanos, (…), luego, invernó en las proximidades de Córdoba” (XXXV, 2)
Los siguientes Marcelos conocidos son tataranietos del fundador de Córdoba, se trata de dos hermanos y un primo, que ocuparon el consulado consecutivamente los años 51, 50 y 49 a. C., y destacaron por ser opositores de César y partidarios de Pompeyo. Precisamente, Córdoba aparece en las guerras civiles romanas, pues favorable a Pompeyo fue arrasada por César tras su victoria en Munda, lo que supone que los restos romanos de Córdoba sean de época imperial y no republicana.
Pero la familia romana relacionada con Córdoba más conocida es la familia Annea, como veremos a continuación.
En el siglo I de nuestra era floreció la familia de los Anneos cordobeses, la familia de Séneca, que se supone quedó casi extinguida en la época de Nerón, en torno a los años 65 y 66, con la muerte de los tres hermanos, Galión, Séneca y Mela, y del poeta Lucano, hijo del último de ellos.
A finales de ese siglo, menciones en poetas como Estacio o Marcial prueban que los hombres de la familia Annea se asociaban automáticamente con la mención de su cuna cordobesa y el río Betis (el Guadalquivir).
El más conocido e importante de esta familia fue Séneca el filósofo, que durante el segundo tercio del siglo I ocupó un primer plano en la vida cultural, social y política de Roma.
Orador y poeta, filósofo y político, Séneca ha legado a la posteridad más de diez mil versos y dos mil quinientas páginas de prosa. En su círculo familiar se identifica con seguridad a sus padres, a su última esposa (quizás única), a su suegro y su cuñado, a un hijo prematuramente muerto, a sus dos hermanos, Galión y Mela, más la esposa y suegro de este último, a sus sobrinos, Lucano (con su esposa) y Novatilla. Por último, también conocemos a una hermana de su madre y su marido.
Casi todos estos personajes son hispanos, concretamente béticos, y, en su mayor parte, cordobeses. La excepción son los Paulinos (la esposa de Séneca y su familia, procedentes de Narbona).
El patriarca de los Anneos históricos, Lucio Anneo Séneca el mayor o el retor, padre del filósofo, nacido hacia la mitad del siglo I antes de Cristo, era un rico caballero cordobés, de cuya ascendencia han discutido los historiadores, esto es, sobre si era hispanus (ascendencia indígena) o hispaniensis (ascendencia itálica). Aunque parece que la familia es de ascendencia itálica, lo cierto es que el nacimiento cordobés de Séneca el mayor está probado por su propio testimonio.
Como hemos visto antes, Córdoba, según el geógrafo griego Estrabón, era la más antigua colonia romana del territorio bético y, como tal asentamiento romano, había sido fundado por Marcelo, que reunió allí, sobre un probable establecimiento indígena, a ciudadanos romanos y a nativos de la región.
A su misma generación pertenece el padre de su mujer Helvia, el abuelo materno del filósofo, por tanto, que algunos identifican con Marco Helvio Novato, un magistrado de Urgavo (Arjona), cuyo cognomen Novato es el mismo con el que se llama al mayor de los hermanos del filósofo y también aparece en la hermana de Lucano.
También a esta generación pertenece Acilio Lucano, suegro del tercero de los hermanos Anneos (Mela) y, en consecuencia, abuelo materno del poeta Lucano, que habría obtenido su cognomen de él. Acilio Lucano era también del orden ecuestre y cordobés. La biografía de su nieto lo llama orator, pero parece que no debió ejercer. Sería uno de esos intelectuales cordobeses de cuya existencia hay noticias desde los días de Cicerón.
La madre del filósofo, Helvia, con un esposo mucho mayor que ella, se encontraba más cerca de sus hijos en aficiones y gustos que de su esposo.
Pasando a la generación siguiente, está representada por los tres hermanos Anneos: el mayor, Anneo Novato, conocido luego por adopción con el nombre de Junio Galión, que tiene en su ciudad natal dedicada a su nombre una callejuela, por el centro, y que es conocido también por su aparición en el capítulo 18 de los Hechos de los Apóstoles, como procónsul de Acaya sobre el año 52. El segundo fue Séneca el filósofo y el más joven fue Mela. Todos nacieron en los años finales del siglo I antes de Cristo o en los inicios del siguiente. Los tres recibieron una educación parecida. Los dos mayores estuvieron ausentes de la Bética durante casi toda su vida, y el tercero también, aunque Mela regresó para casarse con Acilia, la hija de Acilio Lucano. Sin embargo, ninguno rompió el vínculo con su provincia natal.
De la generación siguiente conocemos al joven Lucano y a su hermana. La vida del joven Lucano fue truncada por el emperador Nerón.
De hecho, el triunfo social de los Anneos se dio en los primeros años de este emperador y su trágico final se produjo en los últimos.
Gracias a todos estos personajes, Córdoba entró en la historia.

Manuel Millán Gómez

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