El
pasado sábado 27 de octubre, tal como estaba programado, nuestra asociación
llevó a cabo una visita cultural y gastronómica a la localidad cordobesa de
Montoro.
Este
paseo se inició en el Pilar de las Herrerías donde se pudo disfrutar de unas
estupendas vistas panorámicas de Montoro, pueblo emplazado sobre un promontorio
en el interior del meandro que forma el río Guadalquivir y que constituye
la entrada por el sur al Parque Natural Sierras de Cardeña-Montoro.
Desde
allí nos dirigimos a la ermita de San Jacinto, pequeño inmueble barroco fechado
según su portada en 1778, que está en una de las plazas más céntricas de esta
villa, en el Charco, muy cercana a la iglesia del Carmen. Se trata de una
antigua edificación religiosa, que llegó a ser cuartel de la policía y que
actualmente es el museo del pintor Antonio Rodríguez Luna.
Continuamos
la visita en la iglesia del Carmen, antigua Iglesia Barroca construida a
comienzos del siglo XVII, correspondiente al convento de los Carmelitas
Descalzos, que en 1891 pasó a convertirse en Parroquia.
Camino
de la parroquia de San Bartolomé visitamos la oficina de turismo, antigua
posada en la calle Corredera. Por la cara opuesta a la entrada a esta antigua posada hay unos balcones privilegiados que miran al Guadalquivir y al puente de las Doncellas o Donadas del siglo XV que une el centro monumental con el barrio de Retamar, el otro Montoro.
La
calle Corredera desemboca en la plaza de España. Allí se alzan las dos
construcciones de mayor importancia en el pueblo: el Ayuntamiento y la iglesia
de San Bartolomé. Se trata de una de las plazas más importantes de la provincia
de Córdoba que recuerda en gran medida a la de los pueblos castellanos, toda de
piedra pero de color rojizo debido a la existencia de canteras de roca
molinaza, como así la llaman los lugareños. Tanto los edificios de esta plaza
como casi todos los de Montoro están construidos con piedra de este color tan
peculiar.
El
Ayuntamiento es una edificación de carácter civil que fue construida para ser
sede de las Casas Consistoriales. Sus obras se inician en el siglo XVI, reformándose
la parte superior de su fachada principal en 1702. En su interior destacan tres
magníficos artesonados de tradición mudéjar. En el salón de plenos pudimos
descansar un poco mientras recibíamos indicaciones históricas, entre ellas el
origen del topónimo de Montoro y su escudo, de nuestro guía Pedro.
La
iglesia de San Bartolomé empezó a edificarse en el 1483 dentro del estilo
gótico humanista imperante y no se acabó hasta siglos después en el año 1817,
con la culminación de la torre. La portada principal que da a la Plaza de España es del s.
XV, obra de Hernán Ruiz I. De época barroca destaca la Capilla de Ntra. Sra. del
Rosario, mediados del s. XVIII. En 1817 se culmina la torre, al levantarse
sobre el primer cuerpo un campanario de estilo neoclásico.
Nos
acercamos a la Iglesia de San Juan de Letrán, antigua ermita del Colegio de
Niñas Educandas, fundado en el año 1764. Consta de tres naves cortas y,
tras ellas, una cabecera cuadrada con cúpula y yeserías Rococó. En el altar se
encuentra Nuestro Padre Jesús Nazareno y en un lateral María Santísima de los
Dolores.
Tras
un laberinto de calles encontramos la Casa de la Tercia construida en 1784
por Francisco Luis de Mora como almacén para los productos procedentes de los
diezmos eclesiásticos. El edificio que actualmente es el Museo del Olivo cuenta
con tres naves y se organiza en altura en dos plantas. La portada principal es
de corte neoclásico y da paso a un pequeño patio de entrada.
Más
adelante, el Hospital de Jesús Nazareno, actual Residencia de Mayores, se remonta al siglo XVII cuando fue mandada a
construir por el Cardenal Salazar para ampliar las funciones de la Casa de la Caridad , bajo la
advocación de "Jesús Nazareno", aunque sus obras se prolongaron hasta
1778. La obra se atribuye a Francisco Hurtado Izquierdo. Resalta su Iglesia de
nave única y su gran patio.
Finalizamos
esta jornada cultural en el Museo Arqueológico Municipal que se encuentra
ubicado en el interior de la Iglesia de Santa María del Castillo de la Mota.
Ahora toca la visita gastronómica. Antes de despedirnos de estos bellos lugares hicimos un gran esfuerzo y sacrificio por trasladarnos, eso sí en autobús, hasta el restaurante Molina Plaza, edificado en un antiguo molino de aceite de 1885, que nos esperaban para hacernos deleitar de tapas y platos montoreños .
En
definitiva un bonito día cultural, gastronómico y, lo más importante, de
convivencia. Y con un cielo que, a pesar de todos los pronósticos meteorológicos, terminó por abrir y nos permitió disfrutar nuestro recorrido sin lluvia.