viernes, 22 de septiembre de 2017

“A los jóvenes valientes y desprendidos”

Cuando ayer me dijeron que Javier, el hijo de unos buenos amigos entraba en el seminario, para poder hacer realidad su vocación sacerdotal, confluyeron en mi pensamiento multitud de ideas, de personas, de tiempos pasados, etc. ..., pero una palabra llenaba todo mi pensamiento: VALIENTE.

¿Por qué? Pues una sociedad en la que imperan los valores de: ser, tener y poder, y ahogan los más simples principios de la caridad y el amor a los demás, buscando ese “estatus social” que nos haga sentirnos triunfadores y con ello la tan ansiada “calidad de vida”, que la mayoría de los casos se reducen a tener más dinero, nos encontramos a este “tipo de personas” que de la forma más sencilla pero convincente te dicen que quieren ser curas, y que poco les importan las cosas materiales, mucho las personas en el sentido más universalista que podamos pensar, pues enfocan su vida a la lucha por la igualdad, el respeto y la dignidad de la persona, allí donde se les envíe y necesite.

¡Qué lección nos dan estos jóvenes!
¡Qué calidad humana y madurez tienen!
¡Cuánto nos dicen sin hablar!
¡Qué mirada “tan honda” poseen!
¡Qué sonrisa tan distinta tienen!

Como se nota que les han enganchado el “amor” a los demás. Ojalá esta sociedad sea consciente de la importancia de estos jóvenes en los nuevos valores.

Gracias Javier por ser uno de estos jóvenes valientes.
Nunca te rindas, todos nosotros pediremos siempre por ti y por los demás jóvenes como tú, que con tanta generosidad allá por donde estéis siempre se verá en vuestro rostro la auténtica imagen de la caridad, pues seguro que llevaréis siempre a ese Dios Padre que desde el amor no excluye a nadie.

Dionisio Ortiz de Andrés

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