viernes, 22 de septiembre de 2017

“A los jóvenes valientes y desprendidos”

Cuando ayer me dijeron que Javier, el hijo de unos buenos amigos entraba en el seminario, para poder hacer realidad su vocación sacerdotal, confluyeron en mi pensamiento multitud de ideas, de personas, de tiempos pasados, etc. ..., pero una palabra llenaba todo mi pensamiento: VALIENTE.

¿Por qué? Pues una sociedad en la que imperan los valores de: ser, tener y poder, y ahogan los más simples principios de la caridad y el amor a los demás, buscando ese “estatus social” que nos haga sentirnos triunfadores y con ello la tan ansiada “calidad de vida”, que la mayoría de los casos se reducen a tener más dinero, nos encontramos a este “tipo de personas” que de la forma más sencilla pero convincente te dicen que quieren ser curas, y que poco les importan las cosas materiales, mucho las personas en el sentido más universalista que podamos pensar, pues enfocan su vida a la lucha por la igualdad, el respeto y la dignidad de la persona, allí donde se les envíe y necesite.

¡Qué lección nos dan estos jóvenes!
¡Qué calidad humana y madurez tienen!
¡Cuánto nos dicen sin hablar!
¡Qué mirada “tan honda” poseen!
¡Qué sonrisa tan distinta tienen!

Como se nota que les han enganchado el “amor” a los demás. Ojalá esta sociedad sea consciente de la importancia de estos jóvenes en los nuevos valores.

Gracias Javier por ser uno de estos jóvenes valientes.
Nunca te rindas, todos nosotros pediremos siempre por ti y por los demás jóvenes como tú, que con tanta generosidad allá por donde estéis siempre se verá en vuestro rostro la auténtica imagen de la caridad, pues seguro que llevaréis siempre a ese Dios Padre que desde el amor no excluye a nadie.

Dionisio Ortiz de Andrés

domingo, 3 de septiembre de 2017

DESCIFRAR UNA MONEDA BIZANTINA

Justino II, follis del año 571, Constantinopla
Peso: 14'90 gr; diámetro: 31'10 mm; grosor: 3'14 mm

Las monedas del Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino añaden un plus a la hora de identificarlas. Se debe ello a que no corresponden a nuestros antepasados ya que a partir de la división del Imperio Romano en dos partes, la occidental y la oriental, nos encontramos con dos estados independientes, y nosotros somos descendientes del primero.
El imperio romano ocupaba un vasto territorio con muy distintas culturas dentro de él, aunque en algunos casos se mantienen elementos básicos como la religión, la cristiana.
Fue Valentiniano I el que dividió el imperio en el 364
Y no pretendemos aquí en ningún caso dar las normas sobre la moneda bizantina que son muy complejas como cabe esperar de un imperio que pervivió al derrumbe del imperio de occidente (Roma cae en el 476) y subsistió hasta el 1453. Tan importante es ese hecho que ese año marca el fin de la Edad Media y el inicio de la Moderna.

Flavius Iustinus Iunior
Reinó del 15 noviembre del 565 al 578 (coetáneo del godo Leovigildo)
Anverso:
DN  IVSTI – NVS PPAVG
(Nuestro Señor Justino, Padre de la Patria, Augusto)

Justino y Sofía sentados en doble trono, el primero con globo crucífero en mano derecha, y la segunda con báculo

Reverso:
M entre ANNO y ζ. Debajo Γ, y encima de la M el crismón
En el exergo CON

Intentemos aclarar todos esos datos.
En primer lugar debemos saber que nos encontramos con dos lenguas clásicas, el griego y el latín, lo que no es de extrañar dado el influjo griego por la proximidad geográfica.

Los datos más interesantes se encuentran en el reverso
La M indica el valor facial, en este caso 40 nummi, o lo que es lo mismo un follis, unidad en cobre del Imperio Bizantino desde la reforma de Anastasio, y que perdurará hasta el siglo XI
A los lados de esa M tenemos ANNO y ζ. Estamos ante la fecha de la moneda. De ANNO poco tenemos que decir pero sí de ζ. Se trata de la sexta letra del alfabeto griego, la zeta. Y nos indica que estamos en el año sexto desde el inicio del reinado. Si éste comenzó en el 565 pues estaríamos en el año 571.
Γ es la tercera letra del alfabeto griego, la letra gamma, sólo que en mayúscula. Nos indica que esta moneda fue acuñada en la 3ª oficina, es decir, en el taller nº 3 de la ciudad correspondiente.
¿En qué ciudad? Ahí entra CON, que es la marca de ceca, referente en este caso a Constantinópolis o Constantinopla (o Bizancio o Estambul, como queramos llamarle) y que era la capital del imperio.
Y por último el crismón, que es un monograma formado por las letras griegas X y P entrecruzadas y que son las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego (Χριστός)

                                                               Juan Manuel López Márquez