En este cuarto apartado, nos referiremos a las
puertas de la Axerquía
que figuran en el Plano de los Franceses de 1811, exactamente las mismas que
existían en tiempos de la conquista de Córdoba por Fernando III año 1236.
Constaba de ocho puertas que, siguiendo ese mismo
recorrido, eran las del Rincón (en Colón), Colodro, Misericordia (ambas en
Ollerías), Plasencia (junto a los Trinitarios), Andújar (junto a la Magdalena ), Nueva
(frente a Derecho), Baeza (frente a la avenida de la Fuensanta ) y Martos
(junto al molino del mismo nombre). Ninguna de ellas se conserva en la
actualidad.
Partimos de la situada en la Puerta del Rincón siguiendo
por la muralla en el sentido de las agujas del reloj.
Plano de los Franceses |
Puerta del Rincón:
Situada en la confluencia de los dos lienzos de la
muralla septentrional de la ciudad: uno, perteneciente a la Villa venía de la Puerta de Osario, y otro,
perteneciente a la Axerquía ,
iba hacia la torre de la
Malmuerta. Era una puerta de la cerca de la Ajerquía que según indica
el Plano de Ocaña Jiménez no tenia denominación árabe conocida en la última
etapa musulmana, conociéndose en los siglos bajomedievales con el nombre del
puerta del Rincón, por estar ubicada en el ángulo de la muralla. Esta puerta,
perteneciente a la collación de Santa Marina, estaba constituida por un arco
que <no lucía tanto por su situación, como por estar más de la mitad cubierto
por un tabique en que habían pintado las armas de Córdoba>.
En época moderna es una de las puertas más
utilizadas, según López Ontiveros, por afluir hacia ella los caminos de casi
todos los pueblos de la sierra, si bien no lo sería tanto en los primeros años
de la Baja Edad
Media al estar esta zona ocupada por huertas. Aunque esta puerta no ha llegado
hasta nosotros al ser demolida a mediados del siglo XIX para construirla más
afuera en lo alto de la cuesta que formaba a su salida, el topónimo ha permanecido
en esta zona.
Puerta de Alvar Colodro o del Colodro:
Situada en el lienzo septentrional de la muralla de la Axerquía existía ya en la
última etapa musulmana, aunque su nombre, según Ocaña Jiménez, no era conocido.
Ubicada cerca de la actual plaza de la Lagunilla , su topónimo fue debido a su
conquistador, Alvar Colodro, uno de los dos almogávares que en la noche del 23
de enero de 1236, escalaron en primer lugar la torre situada en esta puerta.
Conocida desde el siglo XIII con este nombre, posteriormente, en el siglo XIV,
nos aparece ya como puerta del Colodro, simplemente. Cerca de ella se
encontraban las Ollerias y un molino de aceite.
Esta puerta, perteneciente a la collación de Santa
Marina ha tenido algunas reedificaciones, porque ha sido abierta y cercada
siempre que se ha padecido alguna epidemia y últimamente se compuso y quedó
abierta en 1873. Aunque está recogida en el Plano de los Franceses, no se ha
conservado hasta nosotros, si bien su topónimo si ha permanecido en el lugar
donde estuvo situada.
Puerta de Alquerque o Excusada:
Situada en el lienzo septentrional de la muralla de la Axerquía existía también
en la última etapa musulmana, aunque su nombre según Ocaña Jiménez, no era
conocido para esta época. Sin embargo, creemos que el primitivo topónimo con
que se la conoce en el siglo XIII, puerta de Alquerque, sería el mismo de antes
de la conquista. Dicho nombre hace alusión a la ubicación de la puerta,
perteneciente a la collación de Santa Marina, en la confluencia de dos lienzos
de muralla que formaban un amplio rincón, quedando de esta forma oculta, de ahí
el topónimo posterior de Excusada, que es la significación del que tenía en el
momento de la conquista. Entre la puerta del Colodro y la de Alquerque, que se
encontraba cerrada a finales del XIII, se extendía extramuros la ollería y la
tinajería, encontrándose cerca de la segunda la huerta de Santa María.
Según Ramírez de Arellano, al arder las puertas mucho
después de la conquista, fue tapiada, conociéndose entonces como puerta
Quemada, abriéndose otra vez en el siglo XVI con la misma construcción antigua,
hasta que en el XVIII, una vez construido el hospital del Santo Cristo de la Misericordia , se
destruyó y fue edificada otra nueva, que recibió el nombre de Misericordia, topónimo
con el que se ha conocido este lugar hasta hoy.
Puerta de Plasencia:
Situada en el lienzo oriental de la muralla de la Axerquía , existía desde
la última etapa musulmana con el nombre, según Ocaña Jiménez, de al-Farach.
Aparece ya en el siglo XIV con el topónimo de Plasencia, debida, según Ramirez de Arellano, a que por ella entraron
las milicias concejiles de esta ciudad cuando la conquista de Córdoba. Sobre
esta puerta, perteneciente a la collación de San Lorenzo, existía una torre
para su defensa. Tuvo, según nos indica el autor antes citado, una gran
importancia durante toda la
Baja Edad Media al ser el lugar por donde hicieron su entrada
en Córdoba los distintos monarcas que a lo largo de dichos siglos vinieron a
nuestra ciudad. Posteriormente, ya en el siglo XVI, dejó de tener esta
importancia al abrirse en este lienzo oriental de la muralla otra puerta,
denominada Nueva o de Alcolea, que pasaría a desempeñar su función. El topónimo
de Plasencia fue sustituido en los siglos modernos por el de los Padres de
Gracia, por su proximidad al convento de este nombre, apareciendo así en el
Plano de los Franceses. Sin embargo, esta zona es conocida actualmente con su
primitivo nombre, si bien la puerta no se ha conservado.
Puerta de Andujar:
Situada en el lienzo oriental de la muralla, no
poseía nombre conocido, según Ocaña Jiménez, en el momento de la conquista de
Córdoba. El origen de su topónimo, que nos aparece en el siglo XIV, habría que
buscarlo en uno de estos dos hechos: era el inicio del camino a dicha ciudad o
porque frente a ella acampó la milicia del concejo de Andujar cuando la
conquista de nuestra ciudad. La puerta, perteneciente a la collación de Santa
María Magdalena, estuvo muy descuidad desde el momento de la conquista, estando
constituida por dos torres iguales unidas por un arco encontrándose junto a
ella la torre de los Donceles, una de las fortalezas que defendían la ciudad y
sólo podía cederle la primacía a la que llamamos de la Calahorra. Primitivamente
dicha torre estaba constituida por dos torres de la que se formó una sola
unidas por el lado N por un doble lienzo de muralla en cuyo centro estaba
practicada la puerta, formada por dos arcos apuntados, mayores que el medio
circulo, separados entre sí por un corto trecho, el cual estaba cerrado por una
bóveda.
En el siglo XVI, al hundirse una de las torres de
esta fortaleza, se traslado la puerta de Andujar frente a la calle Muñices,
dándole una forma gótica, siendo recogida por el Plano de los Franceses en
dicho lugar. Fue cerrada según Ramírez de Arellano en la primera mitad del
siglo XIX y posteriormente, dentro del mismo siglo, fue demolida, si bien se
conservó todavía la torre. A nuestros días, sin embargo no ha llegado nada,
solamente se ha conservado el nombre de Ronda de Andujar, para la calle creada
en el lugar por donde iba el trazado de la muralla.
Puerta Nueva:
Puerta Nueva |
Aunque dicha puerta no la hemos mencionado en la
descripción de la línea oriental de la muralla que cercaba a la Córdoba Bajo
Medieval, ya que su creación fue en el siglo XVI, queremos dejar constancia de
su existencia. Conocida modernamente con el nombre de Alcolea, fue escenario de
la entrada de regios personajes, llegando a tener, según Ramírez de Arellano,
la misma importancia que en los siglos bajo-medievales, tuvo la puerta de
Plasencia. Al principio se abrió sólo un paso para los vecinos del barrio, convirtiéndose
posteriormente en puerta, parte de la cual, construida en la proximidades de la
actual iglesia del Carmen, se hundió después de realizada la carretera general
Madrid a Cádiz, y el resto desapareció para mediados del siglo XIX, si bien
esta zona ha conservado dicho topónimo.
Puerta de Baeza:
Ubicada en el lienzo oriental de la muralla de la Axerquía , fue conocida en
la última etapa musulmana, según Ocaña Jiménez, con el nombre de puerta de
Abbas. Perteneciente a la collación de Santiago, nos aparece con este topónimo
desde el siglo XIII, debiéndose a uno de los dos motivos ya reseñados en la
puerta de Andujar: por ser el lugar donde acamparon las milicias del concejo de
Baeza o por iniciarse a partir de esta puerta el camino a dicha ciudad. Estaba
constituida por dos líndas torres redondas o tambores, unidas por un precioso
arco semicircular coronado todo de graciosas almenas y formado por una argamasa
que en nada pudo aprovecharse cuando se cometió el desatino de privar a Córdoba
de una de sus más bellas joyas artísticas.
La importancia de esta puerta en los últimos siglos
medievales, vendría dada por ser una de las entradas más utilizadas por los
que, dirigiéndose hacia el sur, tenían a nuestra ciudad como paso obligado.
Desapareció en la segunda mitad del siglo XIX, no conservándose tampoco su
topónimo en la actualidad.
Puerta de Martos:
Situada en el lienzo meridional de la muralla de la Axerquía , existía ya
desde época musulmana, si bien su nombre según Ocaña Jiménez no era conocido en
el momento de la conquista de Córdoba.
Fue la primera puerta que, una vez ganadas las
murallas de la Axerquía ,
abrieron los cristianos para que entraran por ella Pero Ruiz Tafur con otros de
a caballo, recibiendo este topónimo desde el primer momento por ser las
milicias del concejo de Martos, quienes entraron por ella.
Esta puerta, perteneciente a la Collación de Santiago,
estuvo situada en un rincón de la muralla, teniendo una torre cuadrada – las de
las Siete Menas- junto a ella. Cerca se encontraba el molino de su mismo
nombre, por lo que sería una puerta de bastante tráfico.
Fue casi destruida por el terremoto del siglo XVIII,
teniendo que ser demolida posteriormente, por lo que ya no aparece con su
primitivo topónimo en el Plano de los Franceses, si bien lo conservó el molino
antes mencionado.
Con ésta última puerta y entrega, se concluye la
breve descripción de las Murallas de Córdoba, sus puerta y postigos, quedando
abierto el camino para que en torno a ellas, se puedan aportar historias, leyendas,
hechos y más amplias descripciones que nos hagan conocer y valorar en sus justas medidas el
patrimonio de nuestra ciudad, disfrutando de ello a través de paseos, lecturas
o instruyendo a nuestros hijos y nietos, se lo debemos a nuestros descendientes
para que conozcan su ciudad, historias y personajes que han engrandecido el
nombre de Córdoba.
Bibliografía: “Recinto amurallado de la Córdoba bajomedieval” de
D. José Manuel Escobar Camacho; Puerta Osario Blog.
José Luis Arjona Lara
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